Tuesday, December 05, 2006

Agua



El agua corre sin saber que en ella nos lleva los sueños
arrastra piedras también
sin saber que nos duele
sin avisarnos que el miedo se acerca
entrando por las fauces de nuestras narices
echándonos a su fondo donde acumula vidas.

La hija del maestro dio las gracias al leñador por la información y siguió andando. Sintió sed y se arrodilló a beber en el río. En aquel momento, una mujer -o algo muy parecido a una mujer- que estaba en el agua se incorporó a medias. Tenía el cuerpo cubierto de escamas, la piel moteada como de una trucha y el cabello convertido en un extraño amasijo de púas. Parecía mirar fieramente a la muchacha, pero sus ojos de pez, redondos y fríos, y su rígida piel de pez no se prestaban a reproducir expresiones humanas, por lo que era difícil adivinar su actitud.
- Oh perdone- dijo la hija del maestro asustada.
La mujer abrió la boca y mostró la garganta y la fea dentadura de un pez, pero parecía incapaz de emitir sonido alguno. Entonces se dio media vuelta y volvió a hundirse en el agua. Una mujer que lavaba ropa en el río explicó a la hija del maestro:
- Es Jocelyn Trent, que tiene la desgracia de ser la esposa del hombre que le gusta a Margaret Ford, la cual , por celos, le ha echado un maleficio, y la pobre ha de pasar los días y las noches sumergida en los bajíos del río, para que no se le sequen su piel y su carne de pez. Como no sabe nadar, vive con el terror de ahogarse.

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