Estoy aquí!!

Disculpen la demora, tuve que viajar a tierras extrañas por un tiempo, pero ya estoy de vuelta para seguir narrando la historia que, como me han hecho saber de manera euforica por msn, los tiene realmente intrigados. Bueno, los hechos que vienen serán más extraordinarios que los primeros, y ásí será en el trascurso del tiempo, con los posteriores. Menos cháchara y vamos a lo nuestro.

Compró la oca un hombre llamado John Ford, que vivía en el pueblo de Fiskerton, y al día siguiente, su esposa, Margareth Ford, mató al ave, la desplumó y la destripó. En su interior encontró un pesado anillo de plata adornado con una barra diagonal de ámbar que dejó en una mesa, al lado de tres huevos de gallina que había recogido aquella mañana.
Inmediatamente, los huevos empezaron a temblar, se abrieron y de cada uno salió algo maravilloso. Del primero, un instrumento de cuerda que parecía una viola, pero tenía brazos y piernas, y tocaba solo, con un arco diminuto, una música muy dulce. Del segundo huevo surgió un barco del más puro marfil, con velas de fina batista y remos de plata. Y del último salió un polluelo de extraño plumaje rojo y oro. Éste fue el único portento que llegó a la noche. Al cabo de una hora o dos, la viola se resquebrajó como cáscara de huevo y se hizo pedazos; al atardecer, el barco de marfil desplegó las velas y se fue volando por el aire; el pájaro, empero, creció, y al cabo de un tiempo encendió un fuego que destruyó la mayor parte de Grantham. Durante el incendio se lo vio bañarse en las llamas, lo que dio lugar a que lo tomarán por un fénix.
Cuando Margareth Ford comprendió que tenía en su poder un anillo mágico, decidió utilizarlo.

Ahora llega la noche, duermes placidamente, y ves el barco, la viola y el fénix, son reales, están ahí, los tocas y se mueven, son más reales que tú, porque existen en tu mente, lugar en el cual a veces, ni siquiera sabes que estas presente.